El amor todo corrompe.
Más aún que el recuerdo,
lleno de tantos adjetivos comunes.
El agua que humilla a la roca
y la reduce a simple arena.
A veces quisiera ser como un grano de sal,
dejar que la mar me diluyera…
Pero no puedo. Simplemente no.
Su amor es tan imposible que más valiera
dejarla ir… y eso haré.
Pero sus formas aún caen sobre mis ojos
de la misma manera que un exquisito manjar
seduce al virtual comensal que se esconde
tras el vidrio.
Mi alma, no contenta con dejarla ir sin intentarlo siquiera, arremete contra mi
Y me regala un sinfín de pesadillas.
“No hay nostalgia peor que añorar
lo que nunca jamás sucedió”.
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